8 mayo, 2024
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El germen del odio entre Rusia y Ucrania: la cruel represión de la policía secreta de Stalin

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Por mucho que lo repitiera el general Charles de Gaulle en sus soflamas, los movimientos de resistencia no han sido solo cosa de la Francia estrangulada por el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial. En 1945, el UPA (Ejército Insurgente Ucraniano) reunía a unos 100.000 combatientes, estaba dotado de hospitales y hasta contaba con su propio uniforme. Su objetivo, según desvela a ABC el profesor de Historia Contemporánea en la Universidad Complutense, José M. Faraldo, era enfrentarse a los polacos y a la Unión Soviética en pos de una Ucrania libre. Sin embargo, sus sueños quedaron aplastados por el precursor del KGB, el NKVD de Iósilf Stalin.

El profesor, que nos atiende unos minutos más tarde de

 la hora acordada a través de videoconferencia –se ha alargado una de sus clases por el interés de los alumnos, según se disculpa–, está convencido de que el germen del odio entre Ucrania y Rusia nació aquellos años. Así lo confirma también en su nuevo ensayo histórico, ‘Contra Hitler y Stalin’ (Alianza editorial); una obra que pretende derribar mitos y sumergirse, de una vez por todas, en los entresijos de un tema complejo y con tantas aristas como fueron los movimientos de resistencia que se fraguaron en Europa como reacción a las invasiones nazis y soviéticas.

Si bien las páginas recorren desde la mitificada resistencia francesa a los maquis españoles, la conversación torna pronto hacia el territorio que hoy aguarda el inicio de un posible conflicto armado. Uno que vivió sus momentos más turbios con el nacimiento del UPA. «Este ejército provenía de una serie de partidos nacionalistas que cobraron importancia en la Galitzia Oriental, entonces en poder de Polonia.

A partir de los años treinta optaron por la lucha armada para buscar la liberación», explica. La presión interna obligó a sus dirigentes a marcharse hacia la Alemania nazi en espera de lo inevitable: el inicio de la invasión de Rusia en 1941, la llamada Operación Barbarroja. «Cuando sucedió, regresaron a Ucrania e intentaron declararla independiente, pero el Reich no se lo permitió», añade.

Comenzó entonces una doble resistencia por parte de este grupo: contra los nazis por la liberación inmediata, y contra los partisanos comunistas por el futuro a largo plazo. El ejemplo más claro, según el profesor, fue que el UPA inició una «política de limpieza en la que aniquilaron a miles de judíos, polacos y alemanes» para «preparar un final de la guerra sin minorías étnicas». Pero sus sueños no duraron. «El avance de los soviéticos y su entrada en Ucrania les obligó a retirarse de forma paulatina hacia los bosques», incide.

La llegada de la Unión Soviética catapultó al UPA hasta su máximo esplendor allá por 1945. Se convirtieron, en la práctica, en un ejército sobre el terreno. Según Faraldo, sus integrantes fueron capaces de desarrollar un servicio secreto propio (la temida SB OUN) e incluso campos de internamiento. Hasta 1949 orquestaron una resistencia armada considerable en casi todo el territorio, aunque especialmente en Lviv, Stanislaviv, Drohovich, Ternopil y Rivne. Desde estas regiones ubicadas en la zona occidental se convirtieron en una pesadilla para el Ejército Rojo y asesinaron al general Nikolái Vatutin, comandante del I Frente Ucraniano.

Pero el esplendor les duró poco. «La Unión Soviética se expandió por el país machacando a quienes, durante la guerra, se habían esforzado por crear una Ucrania independiente. Los encargados de estalinizar la zona fueron los miembros del NKVD, que estaban dotados de unas fuerzas armadas bien equipadas», explica. Durante años se vivió un verdadero conflicto bélico entre ambas fuerzas; una pequeña «guerra civil», en palabras de Faraldo. El punto de inflexión fue el llamado ‘Gran Bloqueo’ del invierno de 1945, en el que se cerraron los pueblos en los que se sospechaba que había insurgentes y se peinaron los bosques.

La guerra acabó en los sesenta, y con ella las ansias de independencia. Fue una matanza que costó al movimiento ucraniano 155.000 víctimas y 300.000 arrestados y deportados. A cambio, los rusos lamentaron 30.000 bajas; aunque ganaron una cosa, la animadversión de aquel pueblo.

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