2 mayo, 2024
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Patricia Suárez: “Los emparejamientos entre seres humanos nunca descollan por su cordura”

Foto: Leo Vaca

En “Una segunda chance”, Patricia Suárez incursiona de lleno en la novela romántica, al abordar la historia de una mujer que en la madurez de su vida vuelve a unirse a proyectos y desafíos amorosos que la reconectarán con su esencia de artista y con la que la autora ilumina zonas de discusión acerca de los vínculos, la profesión y el amor.

“Podés querer, no tener pareja y aun así amar, o no vivir con tu amor bajo el mismo techo, o ser la madre posible y no la perfecta ni la perfectible”, afirma la autora.

La obra tiene como protagonista a Dalia Ruiz, una famosa actriz de telenovelas, a cuyo derrotero se unirá el destino de Selva Moré, una empresaria de la industria del perfume que, desde Europa, la elige como la imagen de una nueva fragancia. Dalia acepta, en un momento en que ha dejado de ser una celebridad, y el paso del tiempo le devuelve una imagen caduca para las pantallas y luces del espectáculo.

En esta obra, la escritora rescata, además, en la imagen de la protagonista, el quehacer teatral, otro de sus desafíos como autora de dramaturgia y ahora, como actriz, ya que participará en la obra “Monsieur Proust” que se estrenará el 3 de abril próximo, con dirección de Claudio Aprile, y actuaciones de Marisa Costas y Camila Robertazzi.

Cuentista, novelista, poeta y dramaturga, ganadora del premio Clarín de novela en 2003 por “Perdida en el momento”, Suárez dialogó con Télam acerca de esta obra, publicada por VeRa ediciones.

Foto Leo Vaca
Foto: Leo Vaca

– Télam: Si bien el mundo femenino es central en tu narrativa. ¿A partir de qué tomaste la decisión de incursionar en la escritura de una novela romántica?
– Patricia Suárez: Había hecho una incursión en la chick lit o novela de comedia romántica con “Lucy”, en el año 2010, que salió en Plaza y Janés. Después el chick lit cayó en desgracia en la Argentina. Ahora quise centrarme en una historia con ribetes de melodrama, ya que al fin y al cabo muchas de mis novelas favoritas son historias de amor, como “Anna Karenina”, “Dr. Zhivago”o “Madame Bovary”. Tuve la gran oportunidad de hacerlo que me brindó Marcela Aguilar, editora del sello, con una lectora y guía de lujo, Laura Miranda. Sin la confianza de ellas no me hubiera atrevido a escribir “Segunda chance”.

– T:¿Qué desafíos te implicó escribir esta novela?
– P.S: Cuando leés una novela romántica, hay un 90% de posibilidades de que en el final ambos protagonistas terminen juntos. Entonces, el gran desafío, es escribir una trama que deje sin aliento al lector y hasta lo haga dudar de si esa unión se habrá de producir. La ventaja del género es que todes queremos leer historias de amor; el amor mueve nuestras vidas y el mundo. La desventaja es que es un género poco apreciado y valorado por los literatos, y es tildado como género menor. Sin embargo, yo creo que tanto Vera Romántica como editoriales de romance más innovadoras en el mercado, quieren contar historias de mujeres reales, historias que nos representen; ese es un gran reto y me gustaría lograrlo.

– T: Los personajes no hablan con el voceo típicamente argentino. ¿Por qué y cómo se jugó esa decisión editorial de escribir de esa manera?
– P.S: Vera Romántica exporta sus novelas al mercado latinoamericano. La idea es que “la patria grande” de nuestro continente pueda leer los textos sin sentirlos ajenos. No voy a decir que fue fácil, pero tampoco sentí que le vendía el alma al diablo ni que dejaba de ser yo misma por no utilizar el vos rioplatense.

– T:La historia de la protagonista gira alrededor de su trayectoria como actriz y de su primer amor. ¿Qué elementos reúne el primer amor que lo hacen atractivo para ubicarlo en el centro de la escena, en un contexto de relaciones líquidas?
– P.S: El primer amor deja una impronta muy profunda, porque es la primera vez que amás y estás influida por muchos mandatos y prejuicios. Además la cultura del romanticismo ayuda a que vivas todo como en una galaxia desconocida. No estoy segura de que las relaciones líquidas se den en el primer amor, la primera relación donde una pareja se propone ir más allá que de amigos con derechos. Creo que eso viene después, cuando te decepcionás del amor como objeto de consumo rápido y empezás a poner los pies en la realidad.

– T:¿A qué mandatos y prejuicios te referís?
– P.S: Me parece que todavía pesa el estar en pareja, compartir una casa, crear un hogar y ser buena madre, abnegada. Recién ahora se están revisando estos conceptos: podés querer, no tener pareja y aun así amar, o no vivir con tu amor bajo el mismo techo, o ser la madre posible y no la perfecta ni la perfectible.

– T:¿Por qué te interesó con esta novela incursionar en ese universo del teatro?
– P.S: El teatro es mi mundo. Amo el teatro, y conocí muchas actrices como Dalia, bellezas en su tiempo, que cuando el cuarto de la belleza pasa, no saben cómo seguir sosteniendo la celebridad. Lo que Dalia enseña es que aunque terminó siendo célebre por un producto poco prestigioso como son las telenovelas, ella empezó subiéndose al escenario con Lorca. Esos aprendizajes nunca se olvidan y me parece que muchísimos actores argentinos lo tienen. Es nuestra grandeza: no por nada el teatro porteño es patrimonio cultural de Buenos Aires.

– T:La novela aborda también el tema de la pérdida, el desencuentro.
– P.S: En la novela sucede algo más típico de un melodrama de Alberto Migré o de los folletines del siglo XIX que del hoy día. Sin embargo, basta leer la historia de Joni Mitchell, para saber que sigue pasando todos los días. Había hasta muy poco un programa donde parientes perdidos, se reencontraban. Y el rating de ese programa era enorme: todos queremos saber quiénes somos, de dónde venimos. Es una pregunta ancestral.

– T:La otra historia que aparece en la novela es la de la perfumista. ¿Qué te llevó a incursionar en el mundo de los perfumes?
– P.S: Siempre me pareció un universo exótico el del perfume, y de una sensibilidad muy especial. Mucho más fina que la de un chef, me atrevería a decir, porque el olfato es un sentido que hemos reprimido al máximo. Quería que hubiera una mujer que se metiera a hacer un negocio con esta sensibilidad especial.

Foto Leo Vaca
Foto: Leo Vaca

– T: ¿Cómo es que hemos reprimido al máximo el olfato?
– P.S: Hace miles de miles de años, cuando éramos homínidos, estábamos más cerca del suelo y el sentido del olfato nos decía muchas cosas. No existía el sentido del asco ante las heces, por ejemplo. Y el olfato estaba más agudizado, nos decía cosas que hoy, ya homo sapiens sapiens, no podemos ni imaginar: como si una mujer está ovulando, por ejemplo. Hay un libro sobre el olfato que es magnífico: “Odorama” de Federico Kukso, muy recomendable.

– T:En el caso de Selva hay una historia de frustración, de una mujer que quiso ser pintora y no pudo, debido a la intervención de un hombre.
– P.S: Selva es una mujer de 60 años, que vuelve a amar después de graves sucesos de su vida. Ese error que cometió por amor y la llevó a la cárcel, fue cuando tenía 20. Pero más allá de la edad, cualquiera puede ser víctima de un príncipe azul demasiado azul. Tal vez los príncipes azules no existan, pero los psicópatas, sí. Es una certidumbre.

– T:La perfumista conoce a Augusto a través de un club del amor, ¿qué opinión tenés acerca de las aplicaciones que surgieron en los últimos tiempos para conocer posibles parejas?
– P.S: Las aplicaciones parecen poco serias y muy traicioneras. Sin embargo, la historia de los emparejamientos entre los seres humanos nunca descollaron por su cordura. Desde los casamientos de niños -en el pasado lejano y aun en algunas culturas como la India-, la necesidad de recurrir a una casamentera en la cultura judía ortodoxa, por ejemplo, o en el siglo de oro español a la celestina; los amores epistolares entre presidiarios y personas libres que dicen querer rescatarlos y acaban contrayendo matrimonio; los amores a distancia por Skype, por correo electrónico; la amiga que te presenta al amigo de su novio. Nuestra historia es la de unos desquiciados completos con tal de conseguir el amor que siempre soñamos. Y lo seguirá siendo.

– T:¿Cómo evaluás el panorama relacionado con la situación de la mujer en un nuevo Día de la Mujer, teniendo en cuenta que los femicidios no se reducen, y hace diez días ocurrió un hecho muy convulsionante como la violación grupal de una joven en Palermo?
– P.S:La inseguridad para las mujeres, la violencia y los femicidios son cada vez peores y van en aumento, así como las mujeres que desaparecen por la trata. Requieren atención imperiosa ya. Hay que actuar sobre los delincuentes con todo el peso de la ley y hacerla cumplir. Preguntarse sobre el sentido de liberar un violador reincidente por ejemplo, o que las penas hacia los femicidas sean tan leves que no detengan a quien planea el crimen. Dudo mucho de que esos hombres sean re educables en prisión: la psicopatía, la perversión, es estructural. Se necesita un cambio urgente. No se puede vivir con la población femenina y LGBT amedrentada; no es digno del país soberano que queremos ser.

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