29 marzo, 2024
Espectáculos

Pepe Biondi, el más grande cómico que nos dejó el circo

@RFilighera

José “Pepe” Biondi (Buenos Aires, 4 de septiembre de 1909) ha sido, sin lugar a dudas, uno de los cómicos referenciales, absoluto, de varias generaciones de espectadores y actores argentinos.  Por sus venas corrían la firme vocación de humorista, acróbata y artista de variedades argentinas, siendo, en definitiva, el mundo circense su habitat insoslayable de vida y arte. “Viendo a Biondi” se erigió en uno de los ciclos de humor fundamentales de toda la historia de la televisión argentina. Fumador empedernido durante toda su vida- su devoción transitaba el placer que le deparaba los habanos cubanos- generó, en consecuencia, problemas en sus piernas.

Con varios problemas de salud que dejaron secuela por los maltratos recibidos como chico en el circo, en 1966 debió ser operado en la ciudad de Texas, oportunidad en que se le realizó un injerto de la aorta abdominal. Posteriormente, el 18 de mayo de 1975 debió ser internado de urgencia en el Instituto del Diagnóstico por una apertura del injerto, aunque la hemorragia no fue mayor. Murió el 4 de octubre de 1975 a los 66 años y sus restos descansan en el Cementerio de Lanús, ciudad en la que forjó desde joven ilusiones, proyectos, amarguras, sueños y proyección artística.

Los inmigrantes

La historia de su familia formó parte de la gran historia de aquellos forjadores de la cultura social y política de nuestro país y que estuvo centrada en ese gran aporte de diversas corrientes inmigratorias que llegaron a nuestro país, con el firme objetivo de ver alcanzar sus sueños de progresos para ellos y sus próximas generaciones. En efecto, Pepe es hijo de José Biondi y Angela Cavalieri inmigrantes napolitanos de origen marcadamente humilde. Nació como el tercero de ocho hermanos en el barrio de Barracas (Buenos Aires), del que tras una breve estadía, se mudaron a Remedios de Escalada (Lanús), por entonces partido de Avellaneda.

Y así dadas las cosas, en 1934 conoció y se enamoró de María Teresa Moraca, con la que después de un corto noviazgo se casó y tuvo una sola hija llamada Margarita, quien se casara luego con el recordado actor y locutor Pepe Díaz Lastra, posteriormente integrante emblemático de todos los capítulos de los recordados ciclos de Biondi.

El circo

La querida y siempre presente actividad circense, oficio y gremio que forjó a grandes intérpretes de nuestra escena nacional, no podía estar ausente en el ADN cultural de Pepe. Precisamente,  de niño, en un baldío lindante con  su casa, se instaló el circo Anselmi, uno de cuyos integrantes, el negro de origen brasileño Juan Chocolate Bonamorte vio a Pepe haciendo morisquetas y acrobacias y, ni corto ni perezoso, avizoró sus conidiciones innatas para aquella profesión. En consecuencia, pidió y pudo obtener la autorización familiar para incorporar a aquel chico de siete años como aprendiz de acróbata. Todo un verdadero desafío que iba a marcar, inexorablemente, la vida de Pepe. Y como suele suceder en instancias laborales de estas características, cuando el circo partió de gira, su familia jamás imaginó que no lo iban a ver en los próximos años. Y en ese devenir de situaciones previstas, inexorablemente, al poco tiempo empezaron los problemas, ya que mientras lo entrenaba, el payaso Chocolate le propinaba terribles palizas, circunstancia que caló muy hondo en todo aspecto de su vida. 

Como consecuencia, Pepe tendría hemorragias urinarias que en su madurez comprometerían su salud. Cinco años después, y aprovechando un reencuentro con sus padres, abandonó el circo, cansado de las terribles golpizas a que era sometido de manera permanente.

Su carisma y facilidad para el humor le abrieron puertas.

Y así dadas las cosas, de regreso en Buenos Aires, trabajó un tiempo de canillita (vendedor callejero de diarios). Hasta que Napoleón Seth, un payaso legendario, le propuso incorporarlo a su rutina y formar un dúo. Y la sangre como la vocación siempre tiran muy fuerte, a lo que Biondi regresó a su profesión. Durante un par de años, Pepe –que siempre prefirió las acrobacias– trató de aprender el oficio de payaso. Por lo tanto,  se presentaban por varios circos, con moderado éxito, hasta que Pepe insistió en incorporar acrobacias a la rutina y  ante la inveterada negativa del veterano payaso, la cosa no tuvo proyección artística y el dúo se separó finalmente.

Por los cabarets y teatros de la ciudad

No obstante, la pátina misteriosa del destino y del azar siempre realiza su valorable aporte. Entonces, meses después conoció a Peter, un acróbata de escuela circense que le habían recomendado. Con él van a constituir un dúo cómico, que habrá de presentarse por cabarés y teatros de Buenos Aires y también en la vecina orilla de Montevideo. Sin embargo, después de un año y medio, al no tener el éxito que esperaban, decidieron separarse. Otro capítulo que se iba a cerrar en la vida del gran bufo.

Junto a Guillermo Battaglia y Beto Gianola.

El dúo con Dick

Más allá de cualquier circunstancia inherente a estos avatares, Pepe siempre tenía en claro su preferencia por el circo y, de visita en uno, conoció a un inmigrante ruso apodado Dick (Bernardo Zalman Ber Dvorkin), quien se constituirá en su compañero artístico durante más de 23 años. Tal como señalaban las críticas de aquel entonces,  el dúo resultaría incomparable en todas sus modalidades. Y a medida que mudaban de escenario en locales de Buenos Aires, adaptaban el humor para entretener a un público más noctámbulo y picaresco. Y en ese devenir de situaciones por la profesión se hicieron muy conocidos y llegaron al teatro Cosmopolita, donde obtuvieron gran éxito.

Posteriormente, obtendrían uno de los éxitos más resonantes de su carrera parodiando los espectáculos de catch que hacían furor por esos tiempos en Buenos Aires, hasta que, durante una gira por Chile, el cómico sufrió un grave accidente en la columna y ya no volvería a hacer acrobacias. Nuevamente, el destino jugaría una de sus principales cartas en su particular trayectoria. En derredor de este cuadro de situación, Biondi y Dick armaron entonces un nuevo espectáculo en el que reemplazaban las volteretas con sonoras cachetadas y chistes picarescos, perfiles insoslayables, también, del vodevil y hasta chaplinesco. Fue este espectáculo el que les abrió las puertas de todos los casinos, clubes nocturnos y cabarés de Hispanoamérica y España, generándose, en consecuencia, un antes y un después en su dilatada carrera artística.

Continúan las giras

Puntualmente, a fines de la década de 1940, el dúo realizó una importante gira por México, donde compartieron escena, nada más ni nada menos, con la bailarina internacional Joséphine Baker. Luego de tres meses y medio de éxito, fueron a La Habana (Cuba), donde participaron en un programa radial y actuaron con un espectáculo de variedades antes de la emisión de una película en el cine. Aquí también el destino entrecruza las marionetas para armar en la vida de las personas escenarios antes no imaginados.

En la televisión cubana

Como dato fundamental en la estructura de sus carreras, En 1952, debutaron en la televisión de Cuba, donde les ofrecieron una prueba por cuatro programas para hacer lo mismo que en el teatro pero acotado a un bloque largo. El éxito fue de una enorme magnitud que lograron obtener, luego, un programa especial exclusivo.

Si bien les costó adaptar su creatividad a ese ritmo abrumador de guiones e ideas cómicas, el dúo no se amilanó y puso sobre la mesa todo su perfile de ingenio. Entonces, se institucionalizaron en la televisión cubana y en julio de 1953 alcanzaron su mayor éxito: El show de Dick y Biondi, que iba los miércoles en el horario central de las 21.30, insistimos, con una enorme cantidad de audiencia.

El secuestro

A modo de guión e historia de película, en el país que le había dado tanto éxito y repercusión, el 23 de febrero de 1958 Biondi fue secuestrado por un comando revolucionario, que buscaba empañar una fecha festiva del régimen de Fulgencio Batista, con el lema “Esta noche Cuba no debe reír”.

Mi Buenos Aires querido

De regreso a nuestra ciudad, se va a instalar uno de los capítulos decisivos de su progresiva carrera.El empresario cubano Goar Mestre convertido en el flamante dueño de Canal 13 brindó a Biondi un verdadero espaldarazo en la naciente TV local con el horario central (viernes a las 21:30), y un gran elenco que incluía a Pepe Díaz Lastra, Mario Fortuna (h), María Esther Corán, Armando Quintana, Mario Savino, Lita Landi, Leonor Onis, Carlos Scazziotta, Carmen Morales y una adolescente Luisina Brando, entre otros integrantes de aquel elenco.

Junto a una jovencísima Luisina Brando.

Programa fundacional, en consecuencia, en la historia del humor de la televisión argentino y ciclo de culto para las próximas generaciones de público y actores. El 7 de abril de 1961 debutó en directo con su programa “Viendo a Biondi” y su historia personal no volvió a ser la misma. Se destacó con sus breves sketches de humor transparente y alcanzó el pico de audiencia más altos de la historia de la tevé nacional hasta el presente. El programa permaneció durante 11 temporadas en el aire con gran éxito, situación que marcó un detalle de mucha valía para nuestra pantalla chica.

Más y más trabajo

Y en derredor de esa catarata de éxitos, en el verano del 1972, trabajó en Mar del Plata junto a Carlitos Balá, en el Palacio de los Deportes. Actuó de un viejo payaso, oficio que nunca olvidó y por el que trascendió como artista. Ya entrado marzo y ante el llamado trunco de las autoridades del canal de Constitución para renovar su contrato, discontinuó su programa de televisión “Viendo a Biondi”, que tantas gratificaciones le había dado.

 Es allí donde Canal 11,  el ciclo “Premier 70” lo convocó para hacer un especial de televisión de dos horas, al que dieron en llamar “Biondirama” que fue emitido el viernes 26 de octubre de 1973 y que nunca más se volvió a ver. Pepe Diaz Lastra, María Esther Corán, Leonor Onis, Juan Carlos Duggan y Tito Mendoza, entre otros, lo secundaron a Biondi, capítulo de oro, de la historia del humor en el espectáculo nacional.

Solidario a ultranza

La siguiente es una anécdota narrada por Leonardo Greco, autor del libro biográfico sobre Pepe Biondi, titulado: “El campeón del humor”. “Él ya estaba retirado, para un taxi y el chofer le dice ‘Biondi, mi abuela es súper fanática y está muy enferma’. Su respuesta fue: ‘Y bueno, si me llevás, la voy a ver’. Llegaron, se puso la peluca –porque era pelado– y le hizo un show de 45 minutos. Esta mujer, con el tiempo, le dijo al taxista: ‘Por mi edad, seguro me voy a morir antes que Biondi. El día que él se muera, llevale de mi parte flores, algo para agradecerle el gesto que tuvo conmigo’. Falleció la señora, y cuatro meses después Biondi, a los 66 años. Margarita cuenta que, en el velatorio, este hombre se presentó y ella lo reconoció, porque estaba con el papá cuando sucedió esta anécdota, y lo llevó hasta el cajón para dejarle las flores”.

Teresa, su compañera de ruta

En declaraciones periodísticas, Teresa recordó a su esposo con el siguiente testimonio: “Fue un hombre excepcional, siempre muy compañero y solidario en todos los aspectos de la vida. Estuvimos casados 41 años. Creo que después de su nacimiento se rompió el molde. Fue un excelente padre, esposo y amigo. La paso muy mal en su infancia, sin embargo, siempre se pudo abrir camino en la vida mediante un enorme esfuerzo y generosidad en cada uno de sus actos. Siempre estuvo muy atento a las necesidades de su semejante y ahí estuvo, de manera permanente, su incondicional ayuda. Generosidad que se manifestó, en definitiva, en sus actos cotidianos y como artista cumplió con el hermoso objetivo de ayudarnos a vivir mejor y a hacernos reír en los momentos más complejos. Murió durmiendo, pasó de un sueño a otro sin ningún sufrimiento como consecuencia de un paro cardíaco”.

Estuvieron juntos toda la vida.

Pepe Díaz Lastra, el actor “fetiche” de Biondi

Una pieza fundamental dentro del engranaje del popular ciclo. José “Pepe” Díaz Lastra fue  actor y locutor de origen cubano, nacido en La Habana el 17 de noviembre de 1928 y fallecido el 12 de febrero de 2007 en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, país en el que desarrolló fundamentalmente su carrera artística, como señalamos, en el ciclo humorístico (Viendo a Biondi) que lo hizo, puntualmente, popular.

Cabe recordar que emigró a la Argentina en 1950, y tuvo un notorio éxito, 10 años más tarde,  en el programa “Viendo a Biondi”, como contrafigura de quien en la vida real fuera su suegro. Curiosamente en la mayoría de los sketches en los que participaba, Lastra interpretaba el papel de suegro de Biondi, a quien, en arranques de ira causados por su torpeza, golpeaba repetidamente.

Del mismo modo Lastra realizó el doblaje para Argentina de la voz del marido de Lucille Ball (Desi Arnaz), en la afamada serie estadounidense “Yo quiero a Lucy”, emblemático producto que generó, por aquellos años, niveles muy importante en audiencia.

Junto a su hija Margarita y su yerno.

Su carrera artística también lo vio partícipe en importantes ciclos cómicos, tales como “La Tuerca”, “Estancia La Rosada”, acompañando a lo largo de los años, tanto en cine como en TV, a figuras de la comedia argentina como el mencionado Pepe Biondi, Juan Carlos Altavista, Tristán o Carlitos Balá y Alberto Olmedo entre otros.

Por esas necesidades propias de una actividad que se caracteriza por la inestabilidad permanente, durante sus últimos años se desempeñó como recepcionista en un elegante edificio del centro porteño, hasta que se produjo su deceso en 2007, a los 78 años. Se casó con Margarita Biondi, la hija del popular artista, en Cuba el 23 de agosto de 1958, y tuvieron dos hijos Jorge y Marcelo Gustavo Díaz Lastra.

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