Barcelona Actualizado: Guardar
‘La ciudad de los vivos’ (Literatura Random House) de Nicola Lagioia (Bari, 1973) cuenta con respetables valedores. Entre sus primeros lectores españoles, Antonio Muñoz Molina al advertir que hay historias «que parece que estaban esperándolo a uno». O Gonzalo Torné que nos prepara ante un «caso horrendo, de verdad horrendo… narrado con una perseverancia sádica en busca de una reconfortante justicia».
Siguiendo el método de Capote y Carrère, aunque se siente más identificado con Primo Levi y el Javier Cercas de ‘El impostor’, Lagioia invirtió cuatro años en esta polifonía -amigos y familiares de víctima y victimarios, investigación policial, correspondencia con uno de los asesinos- que recrea el caso horrendo de verdad horrendo acaecido en marzo de 2016 en un anodino barrio del extrarradio romano.
Manuel Foffo, descendiente de una saga empresarial y Marco Prato, relaciones públicas de la noche gay y mitómano fascinado por la cantante Dalida, invitan a Luca Varani a compartir una noche loca de sexo, alcohol y coca que acabará en carnicería.
Cuando el caso horrendo de verdad horrendo, Lagioia vivía una buena época. Incluido en 2010 entre los mejores escritores italianos menores de cuarenta años, no le faltaba el trabajo: Premio Strega 2014 por ‘La ferocia’, jurado del Festival de Cine de Venecia, director del Salón Internacional del Libro de Turín, presentador de la cultural Pagina 3 en la RAI, colaborador en La Stampa y el suplemento Il Venerdi de la Reppublica.
La tarde del martes 8 de marzo de 2016 una compañera del suplemento, Cristina Guarinelli, le telefoneó para proponerle un reportaje sobre el asesinato de Varani. Lagioia dijo no. El caso le perturbaba: «El domingo anterior, cuando había oído la noticia, me había quedado hipnotizado delante de la tele…» Sintió repugnancia y, a la vez, la inquietante pulsión de indagar en aquel crimen: «Me detesté por ver el reportaje hasta el final y apagué el televisor». Además, no era cronista de sucesos ni disponía de tiempo para un asunto que requería una dedicación total.
Tras la negativa a su colega, ya no podía concentrarse en lo que estaba haciendo… Reconsideró su decisión y aceptó el encargo.
Definamos a los asesinos. Marco Prato: «Brillante, histriónico, manipulador. Encarna la soledad del narcisista». Manuel Foffo: «Introvertido, tímido, silencioso. En apariencia, muy diferente de Prato, pero también narcisista… Solo piensa en sí mismo». Luca Varani, la víctima: «Cándido y, sobre todo, muy ingenuo. Lleva una doble vida, pero cae en la trama de Prato y Foffo».
Alguien dijo de este crimen que si fuera una ficción podría titularse ‘Frankenstein en tiempos del teléfono móvil’. Lagioia acepta la idea, aunque le cuesta adjudicar los roles del doctor y del monstruo: «Prato y Foffo intercambian los papeles… Saben que tienen la culpa de la muerte de Varani, pero atribuyen la carnicería a una fuerza maléfica». Al final, Lagioia optó por ‘La ciudad de los vivos’. un título ambiguo e inquietante sobre esa Roma donde la belleza convive con la basura y el esplendor con el caos.
¿Qué fue de los asesinos?, preguntamos al autor: «Marco Prato se suicidó en la cárcel poco antes del juicio. Manuel Foffo ha cumplido cinco de los treinta años de condena. Me pregunto si cuando salga de la cárcel tendrá conciencia de lo que hizo… Tengo mis dudas».
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