Rafael, príncipe de los pintores, reina en Inglaterra

 meteórica carrera apenas duró dos décadas, pero mantuvo el pulso a los mismísimos Leonardo y Miguel Ángel.

En 2020 se inauguró una gran antológica del artista en el Palacio de Quirinal de Roma, pero por culpa del Covid apenas estuvo abierta unos días. La programada en la National Gallery de Londres tuvo que aplazarse. Dos años después, se ha podido retomar, manteniéndose la mayoría de los préstamos, salvo excepciones, como una ‘Sagrada Familia’, del Hermitage. «Hemos sido testigos de una verdadera solidaridad entre los museos –explica Gabriele Finaldi, director del museo británico, que el martes acompañaba a la Reina Letizia y el Príncipe de Gales en la inauguración de la Spanish Gallery en el castillo de Bishop Auckland, al norte de Inglaterra–. Estoy muy agradecido de que los compromisos que asumieron los museos y los coleccionistas privados en 2020 se hayan mantenido hasta 2022. Los Uffizi, el Louvre, la National Gallery de Washington y el Prado han cumplido sus promesas. Lamentablemente, las realidades de la geopolítica han hecho que el préstamo del Hermitage ya no sea posible. En estos momentos no hay intercambios de préstamos planificados con museos rusos. Tengo muchas esperanzas de que una resolución del terrible conflicto en Ucrania permita volver a las relaciones culturales e institucionales normales entre los museos europeos y rusos, pero no parece ser inminente. Durante la pandemia y en este período de guerra, la cooperación internacional entre museos ha continuado». Curiosamente, el museo cambió hace unos días el nombre de una de sus obras de Degas: las ‘Bailarinas rusas’ han pasado a ser las ‘Bailarinas ucranianas’. Por si faltaba poco, a la guerra, la crisis económica, el Brexit y el Covid se suma la subida del precio de los carburantes, que afecta, y mucho, a los costes del transporte de obras de arte.

Comisariada por Tom Henry, David Ekserdjian y Matthias Wivel, es una de las primeras exposiciones sobre el maestro italiano que aborda todas sus facetas: no solo como pintor y dibujante, sino también sus proyectos en arquitectura, arqueología, escultura, tapices, grabados, artes decorativas…

Rafael, que capturó en sus obras lo divino y lo humano, el amor y la amistad, el conocimiento y el poder, despliega su portentoso talento en más de 90 obras (todas de su mano y su taller y algunas realizadas por otros artistas según sus diseños), que cuelgan, del 9 de abril al 31 de julio, en ocho de las salas nobles del museo, situado en Trafalgar Square, en pleno corazón de Londres. A las nueve pinturas de Rafael que atesora la National Gallery se suman préstamos excepcionales. Por parte española, dos obras del Prado (‘La Virgen del pez’ y ‘La Virgen de la rosa’), un tapiz del Museo de Artes Decorativas (‘La visión de Ezequiel’) y una miniatura de la Colección Abelló: el ‘Retrato de Valerio Belli’, adquirido en 2016 en una subasta.

Finaldi destaca el retablo de Santa Cecilia, de la Pinacoteca Nacional de Bolonia: «Es fascinantemente hermoso e ingenioso. Recomiendo experimentar un momento de éxtasis estético frente a él». Además, se ha reunido una espléndida selección de sus hermosísimas Madonnas con Niño, que convirtió en un género propio (la ‘Madonna Alba, la ‘Madonna Tempi’, la ‘Madonna del Granduca’, la Madonna Garvagh’, la ‘Madonna Bridgewater’…) y una soberbia galería de retratos al final de la muestra: en una pared, su autorretrato con su discípulo más querido, Giulio Romano, flanqueado por los de sus amigos Baltasar Castiglione (los ojos azules más hermosos de la Historia del Arte) y el guapo banquero florentino Bindo Altoviti. Frente a frente, sus dos mejores retratos femeninos: pintó medio desnuda a la Fornarina, la hija del panadero, con la que daba rienda suelta a sus pasiones, pero al parecer, la mujer a la que Rafael amó hasta el final de sus días debía ser la misteriosa modelo a la que pintó con mimo en ‘La Donna Velata’. No faltan retratos de sus poderosos mecenas: el Papa Julio II (viejo y cansado), Lorenzo de Medici…

La muestra repasa toda su producción, desde los inicios en su Urbino natal y en Las Marcas (un supuesto autorretrato, dibujos para el retablo de San Nicolás de Tolentino y un ‘San Sebastián’), su paso por Florencia (un retrato de una dama, ‘La Muta’, recuerda mucho a la ‘Gioconda’; también sigue a Leonardo en un dibujo, ‘Leda y el cisne’) y, especialmente, sus trabajos en Roma bajo las órdenes de dos Papas (Julio II y León X). Una sala está dedicada a su gran proyecto: la decoración de las Estancias Vaticanas. Se ha reproducido el célebre fresco de ‘La Escuela de Atenas’. Otra está centrada en la figura de su gran mecenas el banquero papal Agostino Chigi, que le encargó dos capillas en las iglesias de Santa Maria della Pace y Santa Maria del Popolo de Roma, así como la decoración de Villa Farnesina. De estos proyectos hay bocetos en la exposición, que cuenta con magníficos dibujos cedidos por el Louvre, el Bristh Museum, la Albertina, el Ashmolean de Oxford o la colección de la Reina de Inglaterra. Precioso, el dibujo en sanguina de una joven desnuda, propiedad del Louvre. Posiblemente, fue el primer artista desde la Antigüedad clásica en hacer estudios de desnudo femenino.

Fue tal su curiosidad que hasta diseñó objetos decorativos: es el caso de un dibujo autógrafo para el borde de una bandeja. Se rodeó y trabajó con los mejores artistas: se exhiben unos medallones de bronce atribuidos a Cesarino Rossetti y grabados de Marcantonio Raimondi, todos ellos según trabajos de Rafael. Revolucionó el diseño de tapices: cuelga ‘San Pablo predicando en Atenas’, de la serie sobre los ‘Hechos de los Apóstoles’ que ejecutó para medirse con los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. En 2020, y solo durante una semana, volvieron a reunirse. Junto al tapiz, se halla el facsímil del cartón, realizado por Factum Arte. Se han conservado siete de los cartones de Rafael, de propiedad real y depositados en el Victoria & Albert Museum.

De su faceta como topógrafo de la Antigua Roma y conservador del patrimonio (emprendió un ambicioso estudio de la ciudad con dibujos de las principales edificaciones) da buena cuenta la carta que Rafael y Castiglione enviaron a León X, cedida por el Archivo de Mantua y desplegada en una vitrina, en la que se califica como «la vergüenza de nuestra época» la destrucción de importantes ruinas de la Ciudad Eterna. No falta tampoco su faceta arquitectónica. Fue designado arquitecto de la Basílica de San Pedro, tras la muerte de Bramante. Hay en la exposición dibujos del interior del Panteón de Roma, donde Rafael está enterrado, así como sus proyectos para residencias privadas: Villa Madama (residencia de verano de los Medici a las afueras de Roma) o el Palazzo Branconio dell’Aquila. Se exhibe una maqueta de su fachada.

¿Qué aporta esta muestra a la visión de Rafael? «El arte de Rafael es idealizado, armonioso y busca encarnar los conceptos más altos de la belleza clasicista. En un momento en que somos muy conscientes de nuestras fragilidades como individuos y pueblos, Rafael ofrece una visión vibrante y optimista, una utopía atractiva y tranquilizadora. La exposición también quiere llamar la atención sobre la habilidad e inventiva francamente asombrosas de Rafael, la gran variedad de su producción artística en lo que en realidad fue una carrera muy corta. Murió a los 37 años».

En su epitafio escribió Pietro Bembo: «Aquí yace Rafael: la naturaleza tenía miedo de ser vencida por él cuando vivía y temía morir cuando él muriera». Príncipe de los pintores, fue un artista universal, que encarnó el modelo de perfección al que deben aspirar los artistas, cuya obra fue revolucionaria y cuyo legado es inmortal. Quinientos años después de su muerte, su estrella sigue brillando con la misma intensidad. Hoy, con permiso de Isabel II, Rafael reina en Inglaterra. ¡Dios salve al rey!