Madrid Actualizado: Guardar
Juan Ortiz recuerda a los autores de ‘ Historia de la Guerra Civil. Sin mitos ni tópicos’ (Ediciones B) el día en que presenció a uno de los Savoia italianos caer en picado sobre la plaza del Mercado de Alicante: «Me refugié en un corralón y, para mi sorpresa, el avión no se estrelló. Al llegar a la altura de los edificios, levantó de repente el vuelo y soltó una bomba que le cayó encima de la cabeza a mi padre». En otro de los capítulos, Luis Iriondo les cuenta cómo escapó de las bombas de Guernica huyendo a una pequeña montaña desde la que vio la casa de su amigo Eloy ser devorada por las llamas. Este, mientras, sentado a su lado, soltaba sin emoción: «Dentro están mi abuela y mi tía.
Una sorda y la otra paralítica».
Los dos periodistas de ABC han contactado también con los hijos de Vicente Gil, el que fuera amigo y médico personal de Franco durante la Guerra Civil y las décadas posteriores, dándoles un acceso privilegiado al lado más íntimo del dictador. «Mi padre era la única persona en una corte de aduladores que se atrevía a decirle la verdad; era un hombre íntegro», corroboran en las páginas de este libro en el que Manuel P. Villatoro e Israel Viana realizan un recorrido diferente y novedoso a través de setenta historias desconocidas, muchas de ellas contadas aquí por primera vez, sobre el conflicto que acabó con la vida de medio millón de españoles entre 1936 y 1939.
Desde los meses previos al golpe de Estado, los autores llevan de la mano al lector por esos tres años de conflicto hasta las penurias de la posguerra y el exilio, y revelan episodios ignorados por los grandes manuales de historia. Relatos en ocasiones personales, que son contadas por los pocos protagonistas de la guerra todavía vivos o sus descendientes. Muchos de estos había guardado silencio hasta que Villatoro y Viana se interesaron por sus experiencias y su doloroso pasado. Todos ellos forman una pléyade de testigos que nos ofrecen historias con un enfoque más cercano y ameno aún no abordadas en la abundante bibliografía sobre el trista período.
Por ejemplo, lo desvelado a su familia por el citado doctor Gil sobre sus enfrentamientos con el cardiólogo Cristóbal Martínez-Bordiú en los últimos días de vida del Jefe del Estado, que provocaron que el primero fuese despedido por la familia. «Nuestro padre no soportaba que pudieran estar prolongando artificialmente la vida de un anciano», aseguran sus hijos por primera vez a los periodistas.
También revelan la increíble historia de Antonio Vidal, el anarquista que a punto estuvo de asesinar a Franco en su habitación del cuartel de Santa Cruz de Tenerife y se le dio por muerto. Ningún historiador había logrado averiguar su paradero hasta esta ‘Historia de la Guerra Civil. Sin mitos ni tópicos’. Y es que, a diferencia de lo que pensaba todo el mundo, no murió, sino que vivió con una nueva identidad en Estados Unidos y formó otra familia a la que nunca le contó su intento de magnicidio. Nadie sabía hasta ahora que regresó a España y murió en Madrid con 98 años.
«No nos enteramos hasta 2011, cuando mi padre ya había muerto, que había dejado a otra familia en España con seis hijos. Del atentado nunca nos contó nada… ¡Jamás! Ni siquiera se le escapó cuando se manifestó su demencia. Nos dejó pensando que se había llevado el secreto a la tumba. Y ahora, de repente, hemos podido reconstruir toda su vida entre ambas familias», asegura una de sus hijas.
Entre estos testimonios inéditos que recoge el libro, destacan también los de María José García-Morato y Miren, hija y nieta del mejor piloto de caza del bando franquista, que falleció cuatro días después de finalizar la guerra en un accidente mientras rodaba una película. «El párroco nos decía que mi padre, Joaquín, era una persona muy alegre y socarrona», explica la primera.
144 combates
A sus noventa años, la anciana todavía recuerda que el mismo hombre que atesoró a sus espaldas 1.012 horas de vuelo y 144 combates en el conflicto fue a visitarla a la escuela en la que ella y su familia se escondían: «Fue durante la guerra. Me cogió en brazos y me subió para arriba». Para ella, fue como volar. «Yo no sabía cómo olía el tabaco rubio y me encantó dormir oliendo tan rico», añade. La familia ha pasado página desde entonces y, de hecho, en la actualidad guarda relación con descendientes de algún que otro aviador que combatió para la Segunda República.
Una de las señas de identidad de esta obra es que busca cazar y destruir los tópicos mil veces narrados de la Guerra Civil. Claro ejemplo es la idea de que el conflicto comenzó el 18 de julio de 1936. La realidad es que, aunque esa fecha fue la prevista por los golpistas, hubo una unidad de soldados regulares que se adelantó dos días a los planes de Francisco Franco, Emilio Mola y José Sanjurjo. Esa es otra de las grandes estafas que Villatoro y Viana abordan en otro de los capítulos: la idea de que el futuro dictador fue la cabeza visible de la sublevación desde sus inicios. Más bien era el tercero en discordia y pudo asirse al poder gracias a las extrañas muertes en sendos accidentes aéreos de sus dos colegas. ¿Casualidad? Los autores lo analizan.
Como estas, el libro incluye otras tantas historias que han sobrevivido ocultas al paso del tiempo. Una de las más desconocidas es que ‘La Motorizada’, la guardia pretoriana del socialista Indalecio Prieto, recibía ese nombre por estar equipada con motocicletas al más puro estilo de una película americana. La verdad, como desvelaron los testimonios de la época, es bien diferente: «Íbamos a todos los sitios andando». A esto hay que sumar las barbaridades perpetradas por los soldados de esta unidad, sobre las que también han pasado de puntillas otros títulos.
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